Recientemente, nos hemos acordado de la siguiente anécdota:
“Mi hija pequeña era muy pequeña y era verano. Habíamos pensado ir de picnic al campo y cuando ya estábamos casi listos para salir… se desató una tormenta ¡Nuestro gozo en un pozo!
Pero no me desanimé. Les dije que dibujaran algo relacionado con el campo y los dibujos recortados se pegaron en la pared de la cocina: un bonito caracol, un árbol,... Pusimos una manta en el suelo y disfrutamos de un bonito picnic en la cocina mientras afuera llovía.”
Os parecerá una tontería pero mis hijas lo recuerdan como uno de esos momentos entrañables que siempre llevarán en su corazón.
Este suceso me sirve para demostrar que hay que aprovechar los reveses que nos da la vida y darles la vuelta ¡Quién sabe qué podremos lograr si ponemos buena cara al mal tiempo!
“Mi hija pequeña era muy pequeña y era verano. Habíamos pensado ir de picnic al campo y cuando ya estábamos casi listos para salir… se desató una tormenta ¡Nuestro gozo en un pozo!
Pero no me desanimé. Les dije que dibujaran algo relacionado con el campo y los dibujos recortados se pegaron en la pared de la cocina: un bonito caracol, un árbol,... Pusimos una manta en el suelo y disfrutamos de un bonito picnic en la cocina mientras afuera llovía.”
Os parecerá una tontería pero mis hijas lo recuerdan como uno de esos momentos entrañables que siempre llevarán en su corazón.
Este suceso me sirve para demostrar que hay que aprovechar los reveses que nos da la vida y darles la vuelta ¡Quién sabe qué podremos lograr si ponemos buena cara al mal tiempo!
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